ANALICEMOS LA HISTORIA

Hoy analizaremos críticamente la Historia Oficial, leeremos el debate de los historiadores en torno al Proceso de Construcción de la República en Chile 1823 - 1830...

Visiones del período 1823 a 1830
Los sucesos que siguieron a la renuncia de Bernardo O’Higgins en 1823 hasta la batalla de Lircay en 1830 han sido objeto de un intenso debate entre los historiadores, debido fundamentalmente al número de gobiernos que se sucedieron y a las distintas constituciones que se promulgaron. Los historiadores han definido este período de distintas maneras: anarquía, ensayos constitucionales u organización de la república.

Mario Góngora (1981), historiador chileno y representante de la corriente más tradicional, definió estos años como de un “brevísimo período caótico”, consecuencia del vacío institucional que produjo el proceso de independencia y el cambio de autoridades políticas. Desde otra perspectiva, Alfredo Jocelyn-Holt (1992) señala que en este período se fundó un nuevo orden, que se habría consolidado a partir de 1829-1830. Por su parte, Gabriel Salazar (2003), considera que durante este tiempo se intentó aplicar un proyecto nacional claro que se oponía al orden institucional implantado por los conservadores tras su triunfo en la batalla de Lircay.
Gran parte de la controversia entre los historiadores se debe a la interpretación que hacen de los actores que entraron en pugna durante esos años. Por ejemplo, para Salazar las diferencias al interior de la élite estaban dadas por el papel económico que desempeñaban estos grupos dentro de la estructura colonial y que se mantuvieron invariables durante prácticamente todo el siglo XIX: por un lado, los grandes terratenientes asociados al comercio de exportación y residentes en Santiago la mayor parte del año y, por otro, los medianos productores agrícolas, concentrados principalmente en las provincias, pero de todas formas dueños de importantes extensiones de tierra. Mientras los grandes mercaderes buscaban liberarse de los comerciantes peruanos, dejar libre el comercio del Pacífico y controlar la presencia cada vez más creciente de los anglosajones, los productores locales buscaban liberarse de las trabas impuestas por los grandes mercaderes a su propio crecimiento.
Para los primeros bastaba con eliminar el vínculo con España, mientras para los segundos era primordial la construcción de un Estado nacional.
El fin de la Independencia trasladó la disputa a los terrenos más inciertos de la construcción de Estado y los bandos se dividieron entonces entre liberales (pipiolos) y conservadores (pelucones).
Cristián Gazmuri (1999), por su parte, indica que las diferencias al interior de la élite eran más bien de orden cultural. Según este autor, el surgimiento de un grupo proclive a reformar la estructura social y partidario de los ideales republicanos tenía relación con un afán por romper con el pasado colonial y gracias a la gran influencia de las ideas que por esos años circulaban en Europa y Estados Unidos. Sergio Villalobos (1989) señala que la “fisionomía anárquica fue más aparente que real”, y que “su estruendo ha impedido a los historiadores reparar en los aspectos positivos, silenciosos y menos espectaculares”. Según este autor, en Chile no existieron castigos
ejemplares que inhibieran nuevas intentonas, tampoco caudillos militares ni figuras políticas lúcidas.
La oligarquía, en general, mostró en esos años una gran indiferencia hacia el ejercicio del poder. Esta actitud se explica, según el autor, por las enormes dificultades económicas que debió enfrentar el sector agrícola durante la Independencia: suspensión del comercio con el Perú y la necesidad de rearmar y abastecer constantemente a los ejércitos (realistas y patriotas). Consolidado el proceso, los grandes terratenientes fueron además el blanco de reformas modernizantes que mellaron el fondo aristocrático (real o imaginario) de su ser. La rancia aristocracia se vio durante esos años desplazada por militares e intelectuales que, aún siendo miembros de su clase, estaban en clara contradicción.
Estos actores habrían conducido la República hacia un nuevo orden.  Jocelyn-Holt (1992), por otra parte, sostiene que no existieron diferencias socioeconómicas ni políticas al interior de la élite, sino que simplemente se trató de un proceso de ensayo-error que finalmente permitió establecer un orden institucional para el Chile independiente.
Por esta razón, algunos historiadores como Mario Góngora consideran a Diego Portales como el verdadero fundador del Estado chileno. Si bien el ministro consideraba que la república era el sistema que había que adoptar, la entendía como un gobierno fuerte y centralizador que permitiera “enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y las virtudes” (carta de Diego Portales a José Miguel Cea, Lima, marzo de 1822). Es decir, el pueblo requería, ante todo, ser disciplinado.
De acuerdo a Gabriel Salazar y Julio Pinto (1999), la imposición del orden portaliano, entendido como un gobierno fuerte y centralizador, fue el resultado de un proceso mucho más profundo: la búsqueda de la oligarquía por recuperar poder político. Estos autores sostienen que este sector social buscó legitimar su proyecto político, madurado durante los años previos, en la Constitución de 1833. En este contexto, Portales no habría sido más que un portavoz enérgico de esos intereses.
Historia, Geografía y Ciencias Sociales 2.° Medio, Edit SM págs. 123 - 124.

Comentarios

  1. Me encanta la manera en que está escrito todo, hace que la historia sea más comprensible y amigable, se agradece ya que desde mi área de hace mucho tiempo que no tengo la oportunidad de leer de Historia, y realmente siento que es un aporte. Muchas gracias y saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras, cada día se debe trabajar por encantar a los estudiantes y a la sociedad con la historia, para eso debemos, los profesores, volverla cotidiana, conectarla con nuestra realidad actual, y qué mejor a través del debate actual de los historiadores.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Números Romanos para no confundir los SIGLOS!

Visita virtual al Museo Interactivo Mirador